lunes, 28 de febrero de 2011

Violencia: un mal creciente en nuestra República Dominicana


La violencia es un fenómeno que se expresa en medio de relaciones humanas y sociales, en ese tenor, las violencias tienen un contexto histórico, social, económico y cultural. La nuestra entonces, es una acumulación de violencias centenarias; La de la colonización, la del abandono, la de la formación de la República, la de los caudillismos, la de la tiranía, la de las intervenciones USA, la de las exclusiones, la de generalatos que terminaron siendo parte del poder oligárquico, la de las migraciones obligadas, la de una democracia de postal en la cual aun no impera la justicia y la igualdad de derechos económicos, sociales y culturales.

¿Qué es lo que alarma?, que miles de pobres hoy atraquen y maten por un celular o una pasola

Esa que actualmente la alarma en la sociedad dominicana, no sabemos si es mayor o menor en volumen, a tipos de las violencias que hemos vivido en décadas anteriores. Es más evidente y socialmente más palpable por los avances de las comunicaciones. Por ejemplo. Feminicidios y violencia contra la mujer siempre han existido en nuestra nación, pues hay estructura social y cultural machista, hemos avanzado en leyes y conciencia que les penalizan o denuncian y esos avances, ayudan a que el fenómeno sea más conocido.

La sociedad dominicana entra a la primera década del siglo 21 viviendo una especie de tensión y tránsito entre una apuesta a la modernidad impuesta por los mercados y los centros de poder económico y, por otro lado un real estado de atraso, arrastrado por décadas , que generan naturales tensiones entre el deber ser y el poder ser como nación, de por sí ya en esta tensión se anidan gérmenes de violencia económica y social que imperceptibles se ejercen desde los centros de poder hacia la sociedad y en ella se expresan en todas las actividades de la nación, con mayor o menor intensidad.

Lo que la prensa y los medios reseñan como aumento de la violencia es tan solo una alarma, nadie se alarma cuando una persona llega a un cargo público en un “Corolla” y a los dos años ya es empresario prospero y sus hijos e hijas van con chofer al lugar en donde quizás antes apenas podía pasar por la acera.

El pobrerío excluido descubrió formas y fórmulas, además, rentables todas para el poder. Se roba, se mata, se avasalla en cada nivel de las capas sociales, hasta hace décadas el control político social, había hecho costumbre en que cada capa social tenía sus cuotas asignadas de manera sutil. Este engendro se les está yendo de las manos. En algunas áreas ya no es controlable ni siquiera desde el punto de vista de las anteriores apariencias. Ahora las redes sociales van dando cuenta sutil del mas mínimo tumbe para burlarse y burlarnos de quienes no son capaces de poner en FB nada que los lleve al banquillo.

La nueva generación dominicana que no vivió los 60, 70 y 80s del pasado siglo, nada tiene que ver con el análisis de los pasados que no le hemos sabido explicar para que la memoria reciente no se pierda, sus padres y madres salieron de los campos a los centros urbanos a buscar mejor vida, o por mejor decirlo, salieron a buscar, “comida y luz permanente durante 24 horas”, se convirtieron en mano de obra de un modelo que no llego a madurar la industrialización sustitutiva, cuando hubo que ajustarse al modelo entre mercados y servicios, con la consecuente ola de economía informal que se asentó en los centros urbanos.

El capital es violento, la democracia que tenemos se fundamenta en la violencia y el ejercicio del poder de los poderosos, los medios de información son parte de una cadena de embrutecimiento, vamos como zombis creyendo un escándalo nuevo cada día, para que al alma olvide la esencia.

Crece la violencia y crecen las oficinas en donde cada grupo de poder tiene su violentos predilectos, cada quien se apaña, y al pobrerío solo le queda el axioma: “porque hay que vivir y sobre vivir, de eso se trata, o no.

Esos miles de pobres hoy violentos, nacieron muertos de hambre, al nacer ya sabemos cuales llegaran a alfabetizarse, cuantos llegaran a sexto, cuantos serán bachilleres y cuantos tendrán un magro título universitario, para ir a sentarse con saco y corbata a servir al modelo, a ser parte de la peonada que engaña y abre tarjetas de crédito a los engañados y engañadas.

Violencia social y pobreza material y espiritual hoy van casaditas con velo y corona, de qué tanto asombro, si a nadie deja perplejo la oscuridad de tanto neón que esconde la violencia mayor, la del modelo y ella produce y reproduce sus violencias menores.

En busca de la verdad con los ciudadanos

Es alarmante ver como los niveles de violencia e inseguridad en República Dominicana van creciendo cada día más, y es que la incertidumbre ciudadana se siente en todos los extractos sociales sin importar, raza, sexo o color de piel, es notoria la desconfianza con la que las personas caminan en las calles.

Años atrás se gozaba de una tranquilidad y paz enorme, donde la gente se mostraba confiada y hospitalaria, ¿pero qué ha sucedido con esa seguridad y tranquilidad de la población dominicana? ¿Cómo se siente la gente? ¿Cuáles factores inciden en este cambio? ¿La educación tiene que ver con el aumento de la violencia e intranquilidad?

En un estudio realizado, pudimos percatarnos de que la preocupación de la población es muy grande, ésta según los ciudadanos es generada por la poca atención y acción de las autoridades competentes, pues no muestran compromiso hacia la nación, lo que refleja falta de responsabilidad e incumplimiento de sus funciones. La percepción de las y los pobladores es que tenemos un policía corrupto, hasta el punto de que hace seis meses hubo una campaña en contra de estos que tenia por slogan: “Policía no me mate, que yo me paro”.

Dicho estudio, de nuestra autoría, fue realizado con una muestra de treinta personas de diferentes edades, sexo, nivel académico y clases sociales; los datos arrojados por las encuestas, nos muestran la realidad vivida, la cual es muy similar a la de otros países, no solo aquí:

De treinta personas cuestionadas, 27 han sido victimas de actos de violencia para darnos un 90%, solo 3 no han sido victimas, para un 10%, pero cabe destacar que aunque no han sido atacados, de igual manera se sientes inseguros. De estos actos un 70% son atracos, un 20% robos, ya sea de carro, casa, carteras, prendas, etc.… y un 10% violencia verbal.

En la pregunta de cual fue su reacción en el momento del acto, el 100% de los que han sido atacados por la mano criminal respondieron que se sintieron, nerviosos, desprotegidos y después indignados, porque no se les presta la debida atención, mucho menos se le hace la merecida justicia.

Estos datos nos confirman que la vida de estos individuos no es la misma después del hecho, pues un 85%, un porcentaje elevado, dice que no se siente seguro de salir a las calles, solo si es necesario y se ven en la obligación dejan sus hogares, y si es en horas de la noche mucho peor, salen aterrados y con pánico, y es que con razón, puesto que a estas horas es donde se dan la mayoría de los actos delictivos. El otro 15% se muestra, pesimista, pero acogen la situación y siguen su vida con toda normalidad.

Acerca de la percepción de los encuestados sobre el trabajo de las autoridades ante esta situación, solo un 10% cree que ellos están haciendo un trabajo efectivo, el 90% restante no cree que ellos estén haciendo un buen trabajo, todo lo contrario, entienden que son parte del problema; Según uno de los encuestados, Ransell, de 18 años, “el trabajo de la policía es mediocre, ya que la inversión anual que hace el Estado dominicano para nuestra seguridad es inferior con relación a otros países de Latinoamérica y el mundo”.

El 100% de la muestra cuestionada considera que la violencia e inseguridad ha aumentado, por otro lado Randy, estudiante de ingeniería civil opina que: “La inseguridad ha aumentado en gran escala a medida que pasa el tiempo, a raíz de que la situación económica empeora cada día mas; Otros factores de crecimiento son la carencia de valores familiares y la educación”.

Los resultados del estudio en cuanto a las medidas que se deben tomar para evitar estos actos, no van muy lejos de las ya conocidas, algunos sugieren: evitar andar mucho en las calles, estar atento a lo que sucede a nuestro alrededor , procurar siempre andar por lugares seguros, entre otras.

La exhortación que dan el 100% los de los encuestados a las autoridades y a los ciudadanos son:

  • Que se haga valer la justicia por encima de cualquier organismo del Estado y sus funcionarios.
  • Sanear las Fuerzas Armadas y Policía Nacional.
  • Apresar y Someter a toda aquella persona que delinque.
  • Aumentar las condenas por actos delictivos, que son juzgados con poco carácter.

De este sondeo hemos podido concluir que:

No importa la clase social a la que pertenezcamos, si somos ricos, clase media o pobres, la incertidumbre, desesperación y temor vivido a diario es sentido y compartido en todos los sectores del territorio dominicano, gracias a los actos delictivos.

Debemos tener en cuenta que algunas personas son más propensas que otras a sufrir estos ataques por parte de delincuentes. Las personas de clase baja, debido al entorno en el que se desenvuelven y la calidad de educación que poseen, suelen caracterizarse por ser la cuna de dichos malhechores. Por ende, es en estas zonas donde ellos suelen actuar delictivamente en demasía.

Podemos ver en las citadas encuestas, ya sean de clase media, media-baja y/o baja, que en promedio suelen ser los mas propensos a estar afectados, esto debido a diversos factores, como por ejemplo: los sectores donde residen, el hecho de poseer un vehículo o no (esto implica al uso de transporte público), lugares que suelen frecuentar (recurren a lugares peligrosos), personas con las que se relacionan (debido a la calidad de educación en valores), entre otros de igual importancia.

No podemos echar a un lado a la clase media-alta y alta, estos aunque en menor proporción se encuentran también proclives a vivir estas situaciones, esto debido a factores como: los lugares que visitan (suelen ser blanco de atracadores por ser caros), ostentan lujosos autos o joyería, personas con las que suelen relacionarse (carentes de educación en valores), entre otros.

Por otro lado, nos chocamos de frente con la realidad del asunto. Luego de experimentar algunos de estos actos de vandalismo, la persona suele pasar por traumas o quedar psicológicamente afectada (dependiendo de lo que le haya sucedido), por ejemplo: les causa miedo el exponerse y salir a la calle, escuchar el sonido de una motocicleta al aproximarse, sentir una persona caminar detrás suyo, pesadillas, pensamientos negativos, desconfiar de las personas a su alrededor, entre otras afecciones más.

Ante estas vivencias y la negligencia (descripción dada por los encuestados) de las autoridades "defensoras" de nuestra seguridad, algunas personas suelen tomar medidas de precaución mínimas, como por ejemplo: no andar con prendas llamativas, dinero en efectivo, solo lo necesario, observar el área donde se encuentran, evitar salir solo/a, evadir lugares oscuros, entre otras medidas.

Para concluir, otro factor en el que coincidieron las personas encuestadas, es en el rol mediocre que actualmente caracteriza a las autoridades policiales dominicanas, donde el interés monetario funge como principal movilizador de preferencias.

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